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Mirar y ser mirado? un placer simple y efectivo


Tengo la buena costumbre de mirar todo a mi alrededor y debo confesar que también gusto de ser mirada…, dicen que los psicólogos somos sujetos entrenados en mirar- por fuera y por dentro-. La vista, pensé, es probablemente el sentido más utilizado por el común de los mortales en el día a día y ….¿Cómo utilizamos la capacidad de observar y ser observado en un acto sexual?

Probablemente uno siempre mira, en un acto sexual, pero de manera instrumental, es decir utilitaria, mira pero no admira. Me explico, usualmente miramos la cara de nuestro amante para ver como estamos haciéndolo, u observamos su cuerpo para buscar un estímulo que nos provoque, que nos incite.

Varios coincidirán conmigo que es posible percibir la diferencia entre ser mirado/a y ser admirado/a. ¿Han tenido la experiencia de un amante capaz de admirar la tersura de la piel, el color cambiante de los labios, la pequeñez de una oreja, o el cambio de color de los ojos cuando se está excitado? Aquel que ha gozado de esta experiencia entenderá mejor lo que quiero decir con “admirar” el cuerpo del otro al momento de un encuentro sexual.

La mirada en la intimidad sexual es una caricia. Y acariciar con la mirada es admirar la majestuosidad del cuerpo del amante. No tiene que ver con observar tamaños, flaccideces o musculatura, eso no tiene nada de singular y único… No te quedes pegada en mirar o buscar señales de un “cuerpo funcional”. Si vas a mirar así, mejor cierra los ojos… stu amante no se merece ser observado como presa.

Mirar y ser mirados, en el sentido más sensual, tiene que ver con reconocernos, con explorar la particularidad del cuerpo del otro, reconocer sus formas, movimientos, su singular forma de expresar sus necesidades eróticas.

Pero hay, incluso, más todavía…. A través de la mirada se pueden expresar todas las emociones posibles y producirlas también, por lo que explorar el efecto y habilidad de nuestra mirada puede ser un entretenido juego de a dos. Hablen con la mirada: atrévase cada cual a expresar deseo, ternura, pasión, desenfreno… y porqué no, satisfacción luego de un buen momento de goce.

Una mirada puede invitar, del mismo modo que puede pedir o entregar. ¿cuántas veces solo ha bastado una mirada, desde un extremo a otro de un lugar, para reconocer las intenciones eróticas de nuestro amante?

¿No les parece maravilloso todas las funciones posibles que tiene el mirar y ser mirado en un acto sexual?

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