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La posibilidad de concebir y el disfrute del sexo


Uno de los grandes descubrimientos de la medicina, para nosotras las mujeres, ha sido, a mi juicio, la de los métodos anticonceptivos, que nos permite en los últimos 50 años, decidir el momento en que deseamos ser madres, al mismo tiempo que disfrutar de la intimidad sexual sin angustias o amenazas de un embarazo no planificado.

En este mismo sentido, hoy muchas parejas pueden decidir el momento en que desean concebir un bebé, siendo ésta decisión, en el mejor de los casos, el resultado de la evaluación del mejor momento para dedicarse a la crianza y a la satisfacción de las necesidades del nuevo miembro de la familia.

Sin embargo, en mi experiencia, he podido observar que muchas parejas cada vez están postergando más el embarazo y junto con ello creyendo que el embarazo puede ser un producto más de la optimización y eficiencia de los procesos productivos que nos rodean en estos tiempos modernos. En simple, que el embarazo puede lograrse fácilmente y en poco tiempo y que sólo basta dejar el método anticonceptivo.

He sido participe de la angustia de parejas que no pueden embarazarse y donde esto no parece tener alguna causa conocida. Parejas que han perdido la magia del encuentro sexual para ceder espacio a un sexo reproductivo, mecánico, planificado y lejos de cualquier señal de “deseo por el otro”. En otras palabras, he acompañado a parejas que han perdido la fluidez del encuentro amoroso y que han eliminado el sexo por placer para darse a la tarea de engendrar un hijo o como digo yo dar paso a un “sexo productivo”.

Junto a esto, hay que agregar que la decisión de estas parejas no necesariamente ha cambiado sus estilos de vida y por lo tanto, son personas que siguen trabajando con altos estándares, corriendo para cumplir con sus actividades familiares, para llegar al gimnasio, para comer con los amigos… en fin; y donde la actividad sexual programada se vuelve un punto más del check list de tareas a cumplir durante el mes.

Tengo la impresión que hay dos cosas que no están bien en este escenario. Una es pensar que el cuerpo de la mujer no necesita prepararse para engendrar, lo cual implica muchas veces dejar algunas actividades, dormir bien, no estar sujeta a estrés, alimentarse adecuadamente y tener “tiempo para anidar”!!!.

La otra, es dejar de lado la continuidad del encuentro sexual para “guardarse” para aquellos días “óptimos para el embarazo”. Cuando la vida sexual de una pareja es continua y fluida, es mucho más probable que ésta se lleve a cabo como una actividad de placer, relajo y encuentro, y no como una actividad mecánica y orientada a la tarea.

Y la ciencia cada vez más se cuestiona respecto de esto. El embarazo, queridas amigas, es un proceso natural pero que está sujeto a la incertidumbre y por ello hay que tener “espíritu de espera” y generar las condiciones para estar tranquilas y ajenas a estrés y angustia. Por otro lado, es el “el sexo bueno”, aquel que es consecuencia de la necesidad de intimidad y del deseo de estar con la pareja, el que nos conectará con el relajo y permitirá a nuestro cuerpo concebir.

Mi humilde opinión….

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