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Hagamos nuestra propia pelicula.


¡Cómo olvidar aquellas escenas de sexo de películas memorables! Esas caras de éxtasis en lugares como el baño, la mesa de la cocina, aquella alfombra blanca y mullida donde yacen dos cuerpos cansados de tanto placer…

Las películas nos han mostrado que el sexo puede ser maravilloso en cualquier lugar; más aún nos han hecho creer que nada incomoda, todo resulta fácil, amoroso y explosivo, suave y salvaje a la vez, en fin…. ¿Porque no tratar de imitar lo observado para tener el mismo final gozoso? Es una pregunta que a todos nos pasa por la cabeza en alguna oportunidad.

Las escenas suspendidas en nuestro televisor nos motivan a intentarlo. Parece que sólo se tratase de preparar el escenario, conseguir los ingredientes necesarios e invitar a nuestra pareja a intentar el desafío, y...

• No obtenemos el resultado que la protagonista si consigue. “Unos cuantos minutos de penetración, tan solo dos o tres, no logran llevarnos a tocar el cielo”

• La incomodidad de la mesa duele y no permite sentir ningún tipo de placer, sólo molestia. En estos casos uno se pregunta ¿porque la protagonista de la película tiene esa cara de felicidad en cualquier lugar, incluso sobre unos platos sucios o en un ascensor, revolcándose en la playa, o rompiéndole las olas en la espalda, y yo porque no?

• Si bien él está motivado para imitar al musculoso hombre de la película, uno no logra gritar como ella, el no suda como el protagonista, y definitivamente nuestros cuerpos presentan una diferencia notoria con aquellos cuerpos tersos, bellos y perfectos, que se agitan en nuestro televisor.

Definitivamente la realidad parece más compleja que el guión de una película y anhelar lo que se ve en televisión o en el cine puede terminar frustrando a quien no tiene ganas todas las noches, a quien no es capaz de tener cuatro orgasmos al día, o a quien no puede controlar su eyaculación después del minuto y medio.

En fin, si esperamos conseguir una vida sexual satisfactoria la solución no está en las películas. Definitivamente la actividad sexual no es un área de producción de escenas, de posturas, de orgasmos, de coitos. Del mismo modo, no debemos olvidar que cada persona y cada pareja tiene sus gustos y preferencias, de manera que no todos los lugares pueden resultar propicios para un rico momento íntimo. Y finalmente, lo cierto es que en nuestra intimidad no siempre nos vemos bellos o tenemos una sonrisa en la cara en todo momento.

¡Al diablo con el modelito, el cuerpo bello, el pene grande, el orgasmo quejumbroso o las sábanas de seda!. Lo importante es trabajar en la actitud, en el estado de disposición a tener contacto íntimo, en sentirnos sensuales y dispuestos a pasar un rato agradable, gozoso. En ese estado, las redondeces del cuerpo, las ojeras, la cama de siempre o las patitas heladas, no importan. Si somos capaces de tomar distancia de lo que vemos a través de revistas y películas, y sólo las consideramos como un motivador de deseo, las imágenes del cine, videos eróticos o revistas pueden servir de materia prima para la fantasía sexual. Para facilitar la activación del deseo, no en términos de exigencias, sino como el formato sobre el cual cada uno escribe su propio libreto.

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