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Hablemos de sexualidad masculina.



Es muy común pensar que la sexualidad masculina y la satisfacción sexual de los hombres se reducen a erección, penetración y eyaculación. A diferencia de la sexualidad femenina que para gran parte de las personas es la que verdaderamente incluye afectos, sensorialidad, vinculación y placer.

Dicho de otro modo, muchas veces se piensa que la vivencia y satisfacción sexual masculina sólo tiene que ver con lograr un buen funcionamiento sexual. Me explico: se suele concluir que si el hombre logra una erección y la mantiene para penetrar, al igual que si logra la eyaculación, quiere decir que ha obtenido placer y satisfacción sexual.

He sido observante de muchas mujeres que se enojan cuando sus parejas les demandan participación y seducción en la actividad sexual, por ejemplo. Para ellas, ellos debiesen “darse por satisfechos pues pudieron tener la actividad sexual que tanto deseaban e incluso, terminar”. Para muchas mujeres, los hombres son poco agradecidos, cuando “una hace el esfuerzo y ellos a pesar de terminar, alegan y no quedan satisfechos”

Así como los hombres deben aprender de satisfacción sexual femenina, las mujeres debemos comenzar a cuestionar la idea que lo que satisface a los hombres y los deja contentos es “penetrar y eyacular”. La sexualidad masculina y más aún la satisfacción masculina, no se limita a “funcionar y rendir”. Por lo menos no es así para los nuevos hombres, para la nueva masculinidad.

He escuchado a un número interesante de hombres sobre sus dolores en la vivencia sexual, no porque no tengan erección o eyaculación, sino porque no logran sentirse deseados y buscados por sus parejas sexuales.

Cuando los hombres logran hablar de su vivencia sexual con profundidad, es posible observar que ellos también suelen enfrentar sus propias aprehensiones en el terreno sexual, que van más allá de preguntarse sobre la frecuencia óptima de relaciones sexuales o cuánto demora en erectar.

La satisfacción sexual masculina, al igual que la femenina, se compone de diferentes variables. Mi experiencia clínica me dice que, para algunos hombres, un aspecto importantísimo de la satisfacción sexual se relaciona con “sentirse deseados”. Del mismo modo, la participación activa de la pareja en la búsqueda de excitación compartida, es otro aspecto que entrega sensaciones positivas y gratas a los hombres, cuando se les pregunta sobre aquello que les haría sentirse satisfechos con su vida sexual y con su pareja sexual.

La oportunidad del juego -para otros- es también un importantísimo factor de goce. La posibilidad de realizar cambios en la rutina amatoria, la exploración y la posibilidad de construir nuevos caminos para la excitación, parece ser, otra variable que participa en la construcción de la “satisfacción y el placer masculino”.

Y una última cosa: algunos de mis pacientes hombres, generosamente, me han confidenciado como componente de su satisfacción sexual, la fluidez de la interacción erótica; esto es poder acercarse al cuerpo del otro, poder tocar, besar, “agarrar”, sin que se sienta esto como “presión” para tener un acto sexual. Los hombres también quieren vincularse, quieren ser acariciados, besados efusivamente y quieren sentir que son ellos quienes finalmente activan y no sentir que todo se reduce a una “decisión racional” de sus mujeres.

Así que dejemos de lado esa idea que tener a un hombre satisfecho sexualmente equivale a tener sexo con ellos dos o tres veces por semana.. recordemos que hace rato estamos pidiendo a los hombres que cambien.. pues bien, en eso están. Hoy tenemos nuevos hombres cuya satisfacción no se reduce a tener sexo y eyacular.

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