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El placer de los regalos


Me pasa algo con los regalos. Más bien debo ser honesta, a mi ¡Me encantan los regalos!.

En mi caso, cuando hago un regalo, por ejemplo, me gusta dedicar un par de días para recordar lo que le gusta a quién voy a regalar, así como ha observar que podría llenarlo de placer al momento de la entrega… del regalo. Necesito sentirme original cuando regalo, más bien necesito hacer sentir a quién regalo, único, importante, considerado, observado, descubierto.

Un regalo, sólo por ser lo que es, es una sorpresa… debe asombrar pero a la vez debe decirle a nuestro regalado que se le conoce bien, que es merecedor de ese regalo y de mucho más, que sabemos de él, de lo que gusta y apetece.

Y es más, cuando uno regala es posible que el regalo no sea de todo nuestro gusto lo que parece ser lógico, pues el regalo no es para nuestra satisfacción sino para entregar placer y disfrute a otro(a), y es justamente su reacción posterior, la gratitud infinita del regalado que se siente un ser especial para nosotros, el regalo que nos llega de vuelta.

He escuchado a veces que los regalos sexuales no “valen”, que uno “tiene que hacer en el juego sexual sólo lo que a uno le excita”. Probablemente si uno siguiera al pie de la letra esta afirmación, el sexo perdería su elemento relacional y se convertiría en una mecánica donde yo hago lo que a mi me excita y el otro sólo hace lo que a él le excita…. ¿Será posible que actuando así, se logre un ambiente satisfactorio para ambos amantes?. Probablemente no.

Por último, un regalo en el terreno sexual, nunca se cobra, como es lógico en cualquier situación donde uno regala. El regalo sexual, al igual que otro regalo, supone una decisión voluntaria y elegida de entregar placer sin nada a cambio.

Bueno y ud. ¿cuántas veces ha regalado al momento de tener un encuentro sexual? ¿Cuántas veces se ha sentido regalado/a?. Hay muchas formas de regalar en el sexo, le invito a revisar algunas:

  • Cuando ud. brinda esa caricia, la más preciada, en el momento oportuno.

  • Cuando respondes a una señal, un beso, un abrazo o tan sólo una mirada, dirigiendote hacia el dormitorio.

  • Cuando satisfaces ese deseo de…, ese que tu pareja tanto ha pedido y esperado.

  • Cuando usas esa ropa o perfume que tanto le gusta al otro

  • También cuando le dices aquello que el otro quiere escuchar respecto de su atractivo

  • Cuando juegas ese juego que la(o) entusiasma

  • Cuando le dices la oído eso que tanto ha deseado escuchar

  • Cuando aceptas realizar ese baile que muchas veces te han solicitado

  • Cuando le das ese masaje sutil, largo, delicado que tanto ella ha esperado

  • Cuando apagas la televisión al momento de verla pasar desuda delante de ti.

  • Y tantos otros más.

Los regalos sexuales, esos bien hechos, sin cobro alguno ¡son maravillosos!. Regala, dedica un tiempo a recordar qué es lo que ha querido tu amante por mucho tiempo y regálaselo. Eso si, siempre tengamos presente que los regalos no deben traspasar las fronteras de nuestra propia ética sexual. No se trata de someterme a algo que me desagrada o disgusta, si no más bien hacer para el otro, algo que quizás para nosotros no tiene tanto sentido o no nos produce excitación, pero claramente no nos desagrada ni nos produce dolor o sufrimiento.

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